Orinarse durante el sueño es bastante frecuente especialmente en la infancia. Se produce un efecto de consecuencias contradictorias en el cerebro. Por una parte, el deseo de orinar no llega oportunamente al cerebro para pasar al estado de vigilia debido a un sueño profundo. Y por otra parte, hay un temor a dormirse profundo y no despertar oportunamente. Entonces, quien padece enuresis evita dormirse temprano o dormir profundo. Finalmente, el organismo tiene que descansar y el sueño viene. Como se estuvo reteniendo, la consecuencia es un sueño profundo y puede que, otra vez, no se alcance a despertar oportunamente. También hay temor a no volverse a dormir una vez que se va al baño.
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